El origen



Como todos los seres vivos, somos también seres físicos. Estamos constituidos por macromoleculas complejas que se remontan a una época prebiótica de la tierra: los átomos de carbono de éstas moléculas, indispensables para la vida, se formaron en el crisol de soles que precedieron al nuestro, del choque de núcleos de helio. En definitiva, todas las partículas que se unieron en el helio datan de los primeros segundos del Universo. Por tanto, al mismo tiempo que estamos en un mundo físico, este mundo físico, en su organización fisicoquímica, está constitutivamente en nosotros.            Morin





Somos hijos del cosmos, hecho que llevamos inscrito en cada célula de nuestro cuerpo. Pero en el curso de nuestra evolución hemos desarrollado un cerebro, un lenguaje y hemos construido una cultura, por lo que nos hemos convertido en extraños para el cosmos y nos hemos distanciado y marginado de él. La paradoja es la siguiente: el universo ha tomado con- ciencia de sí mismo a través de nosotros y, para ello, tuvimos que tomar distancia para verlo. (Morin 2008: 38-39) Así, nos creímos seres aparte. Con el tiempo, este alejamiento se ha hecho cada vez más patente: la cultura humana se ve por encima de la naturaleza. No obstante, somos producto de la evolución natural y dependemos de todos los demás seres vivos, por lo que es preciso que aprendamos a articular la relación cultura-naturaleza y a vivir esa situación paradójica de autonomía-dependencia.    Arturo             Guillaumín Tostado

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