Quizá
por su arrogancia el ser humano en algún punto de su evolución
creyó que era superior al resto de los animales y seres vivos y por
ello distinto. Y con esta diferenciación a los animales les
otorgaron la capacidad instintiva, como una reacción primaria,
animal, y a los humanos el don de la intuición. Y no se sabe porqué
la idea de que los humanos habíamos perdido el instinto se fue estableciendo en la creencia general.
Sabemos por Wikipedia que el instinto es:
-Que es complejo, es decir, consta de una serie de pasos para su producción: percepción de la necesidad, búsqueda del objeto, percepción del objeto, utilización del objeto, satisfacción y cancelación del estado de necesidad.
-Que es global, compromete a todo el organismo vivo.
-Que es ineludible y puede incluso actuar por cuenta propia.
Tal y como la biología nos cuenta; “los seres vivos proceden de la simbiosis de una arqueobacteria con una eubacteria, de esta mezcla se obtuvieron nuevas capacidades que hicieron de las eucariotas el ladrillo principal para dar lugar a todas las especies de animales, plantas y hongos”.
¿Si esto es así por qué el humano carece de esta habilidad de reaccionar o es que nos hemos dejado algo en el camino?
En una milésima de segundo ante una situación de peligro todo nuestro organismo se modifica. Se altera la adrenalina y con ella todas las glándulas de secreción. Todo el sistema físico-psíquico se pone en alerta para buscarle solución y salir airoso de esa situación.
Todos estos cambios y muchos más suceden gran parte de las veces sin que los animales, las personas sean conscientes. Es su instinto que durante millones de años ha ido aprendiendo estrategias para salir airoso de situaciones en que su vida, o de la manada, especie, estaban en peligro.
Tal y como la biología nos cuenta; “los seres vivos proceden de la simbiosis de una arqueobacteria con una eubacteria, de esta mezcla se obtuvieron nuevas capacidades que hicieron de las eucariotas el ladrillo principal para dar lugar a todas las especies de animales, plantas y hongos”.
¿Si esto es así por qué el humano carece de esta habilidad de reaccionar o es que nos hemos dejado algo en el camino?
Vi
a mi mascota parir a 4 perritos a los que con sumo cuidado puso la patita al lado del ombligo, cortó con sus dientes el cordón
umbilical y lamió uno a uno hasta dejarlos niquelados.
Fresita,
mi perra, al nacer fue destetada y separada de la madre y nunca
volvió a tener contacto con ella ni presenció ningún
alumbramiento. ¿Cómo sabía ella lo que tenía que hacer? ¡El
instinto! es lo que respondemos generalmente.
Previamente
a un cataclismo, los animales corren horas o días antes en dirección
opuesta a la catástrofe, instinto decimos.
Hay
especies que procrean más o menos cantidad de crias según la
bonanza del año siguiente, también decimos que es el instinto.
Hay
animales que otras especies les despiertan el instinto maternal,
gatos criando a pollos, perros a gatos… y no solo en el cuidado,
sino que llegan incluso a modificar su estado hormonal y segregar
leche de sus glándulas mamarias.
¿Y
nosotros los humanos qué, somos tan inteligentes que no podemos
tener también instinto?
Cualquiera
que haya vivido un tiempo habrá tenido una experiencia como las
siguientes o parecida:
“Estaba
al pie de una escalera y sin previo aviso todo mi cuerpo saltó como
por efecto de una descarga eléctrica, los pelos de punta,
taquicardia… Entre mis piernas un trozo de hierro de 4 kg que había
caído desde lo alto y que ni vi, ni oí ni nada de nada.”
“Paseando
tranquilamente por la calle de pronto aparece un ser querido en mi
mente acompañado de una sensación de alerta en todo mi ser, llamo
por teléf. y me dicen que está camino de la UVI por un infarto”
Son
algunos de los muchísimos ejemplos que todos en algún momento hemos
vivido.
Estos
eventos suceden sin que la razón intervenga lo más mínimo pues son
eléctricos. La razón y la emoción vendrán después, a veces con
mucho tiempo de distancia.
A
esto en los humanos le llamamos intuición, pero ¿que le diferencia
del instinto?
Tanto
la intuición como el instinto son conceptos que carecen del uso de
la razón, del consciente, es decir, están en otro ámbito de la
percepción y es a la que llamamos inconsciente.
Cada
vez hay más evidencias de que en el inconsciente tenemos toda la
información que como seres vivos hemos ido adquiriendo a lo largo de
la evolución, y que tiene como finalidad mantener la especie y la
vida.
Instinto y
adaptación.
En una milésima de segundo ante una situación de peligro todo nuestro organismo se modifica. Se altera la adrenalina y con ella todas las glándulas de secreción. Todo el sistema físico-psíquico se pone en alerta para buscarle solución y salir airoso de esa situación.
Composición
de la sangre, tensión arterial, tono muscular, psique… todos ellos
se modifican para hacer del animal y humano más eficaz ante esa
situación de peligro. Una vez desaparece el peligro todos vuelven a
su estado normal, la vida continua.
Vemos en
personas que administrándoles testosterona tienen una disminución
de la producción de espermatozoides hasta el punto de causar
infertilidad. Crecimiento excesivo del vello corporal más rápido y
grueso que de costumbre. Aumento de la producción de grasa
provocando acné, piel y cuero cabelludo graso y aumento de la
circunferencia abdominal.
Es solo un
ejemplo de como un cambio en la composición de la sangre puede
alterar toda la estructura de un ser vivo.
Un animal,
un humano, antes de que venga una hambruna puede modificar toda su
biología para acumular reservas y así tener más posibilidades de
sobrevivir.
Un animal,
un humano, ante una amenaza constante de un depredador acelera su
sistema simpático con lo que estará más en alerta. La bilis
aumenta
provocando un estado de irritabilidad y disolviendo grasa para
convertirla en glucógeno apto para vigorizar los músculos.
La culebra de collar, Natrix natrix, introduce aire en su vientre con los músculos relajados, para así semejar la hinchazón producida por los gases de la descomposición; y deja la lengua colgando con la boca entreabierta. Además, vuelve las pupilas hacia abajo y hace que caigan gotas de sangre de su boca.
La culebra de collar, Natrix natrix, introduce aire en su vientre con los músculos relajados, para así semejar la hinchazón producida por los gases de la descomposición; y deja la lengua colgando con la boca entreabierta. Además, vuelve las pupilas hacia abajo y hace que caigan gotas de sangre de su boca.
La Zarigüeya se queda inmóvil y retrae los labios, aparentando perfectamente el rigor mortis, permaneciendo hasta seis horas en esa posición y desprendiendo un líquido fétido por el ano.
Todos estos cambios y muchos más suceden gran parte de las veces sin que los animales, las personas sean conscientes. Es su instinto que durante millones de años ha ido aprendiendo estrategias para salir airoso de situaciones en que su vida, o de la manada, especie, estaban en peligro.
Hasta qué
punto instintivamente se puede modificar la estructura de un tejido,
de un órgano, del cuerpo, de la psique, el Dr. Hamer lo describió en la 3. º Ley biológica descubierta por él.
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